El Museo propone construirse como un espacio abierto y plural donde se establezcan acuerdos y se impulsen gestiones en pos de la conservación, divulgación y disfrute del patrimonio cultural en la ciudad.
En nuestra historia contamos con numerosas actividades realizadas en colaboración con instituciones que administran los diferentes componentes del conjunto jesuítico y la comunidad. Ejemplo de ello son los habituales conciertos en la Parroquia, el Programa Conocé lo Tuyo, los recorridos por las Acequias Jesuíticas, como también las intervenciones de conservación edilicia donde participaron todas las entidades.
Desde el 29 de agosto se reactivó la gestión colaborativa de importantes temas, a partir de la coincidencia de diferentes actores sociales. Confluyó el entusiasmo y buena voluntad del Gobierno Municipal de Alta Gracia, de la Agencia Córdoba Cultura del Gobierno de la Provincia de Córdoba, de la Parroquia Nuestra Señora de la Merced, del Colectivo 8 de Noviembre y del Museo.
El Tajamar, el Molino Jesuítico, las obras de infraestructura jesuítica y El Obraje surgieron como prioridades. La integración, la puesta en valor y la divulgación de los valores en torno a este conjunto patrimonial se pusieron como metas hacia la celebración de los veinte años de haber sido declarados Patrimonio del Mundo por la UNESCO.
Es así como el Nodo de Gestión Cultural de Alta Gracia emprendió trabajos para la recuperación del edificio histórico de El Obraje. Las reuniones siguientes fueron para asesorar al equipo que tiene a su cargo el proyecto de intervención, articulando con la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. A su vez, se diagramaron tareas inmediatas de preservación y mantenimiento para impulsar los procesos y poder habilitar su uso como un espacio público cultural, complementando a los que ya cuenta la ciudad.
Otra línea de gestión que se planteó desarrollar el Nodo es el programa "Infraestructura Productiva Jesuítica". El cual tiene como objetivo preservar los restos arqueológicos de la ingeniería jesuítica e incorporarlos a la declaratoria de Patrimonio del Mundo de la UNESCO.
El patrimonio cultural jesuítico implica el compromiso y trabajo de todos; desde la reflexión, la crítica constructiva, la pasión por la gestión, la inclusión de la comunidad y el diálogo permanente. Acciones que nos ayudan a conservar nuestras memorias, consolidan el rasgo cultural de la ciudad y nos proyectan a un futuro de profundo desarrollo.
