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Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers

Conservación preventiva desde la investigación

Investigadoras del Centro de Investigación en Arte, Materia y Cultura visitaron nuestro museo para estudiar objetos de devoción e imágenes de culto de nuestra colección.

El jueves 20 y viernes 21 de febrero realizaron su trabajo de campo Vanina Scocchera, Florencia Gear, Wendy Biz Laje y Claudia Puebla, integrantes del Centro de Investigación en Arte, Materia y Cultura – MATERIA de la Universidad Nacional Tres de Febrero (UNTREF). Ellas están desarrollando el estudio "Análisis visual y material de objetos de culto y devoción para la puesta en valor del patrimonio artístico nacional de los acervos de museos de Córdoba y Buenos Aires" que se inscribe en el Programa de Investigación Aplicada, Desarrollo y Transferencia (PIADT) de esa universidad.

“La investigación se desprende del tema que trabajé en mi tesis doctoral”, explica Vanina Scocchera, directora del proyecto y becaria posdoctoral del CONICET. El estudio analiza piezas de culto y devoción que conforman parte de la colección del Museo Nacional del Cabildo y la Revolución de Mayo, Museo de Arte Religioso “Juan De Tejeda” y el Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers. “Lo que se busca es vincular el conocimiento académico con instituciones que tienen por misión primera la preservación del patrimonio, como también la divulgación de la información”, comenta.

¿Cuál fue el tema de tu tesis doctoral?

Mi tesis doctoral abordaba una serie de objetos de devoción e imágenes de culto de pequeño y mediano formato que habitualmente, por la historia del arte, fueron considerados como arte menor o artesanías. Es decir, se trata de artefactos estéticos que no fueron especialmente tenidos en cuenta desde una perspectiva artística, sino que más bien se los ha valorado casi exclusivamente desde la perspectiva de lo devocional, de lo religioso. Son objetos que están particularmente signados contextualmente, si querés, principalmente por un cambio en la devoción que se genera a partir del Concilio de Trento que promulgó una espiritualidad mucho más emotiva, mucho más cercana, con un costado mucho más directo. Por eso estos objetos en general tuvieron por función establecer la cercanía corporal con lo sagrado y, consecuentemente, generar una emotividad entre la feligresía y ciertas imágenes.

En su momento, ¿eran objetos para la devoción doméstica?, ¿o también se los encontraban en las iglesias?

Estos objetos podían formar parte tanto de las casas y de las iglesias, como encontrarse también dentro de las celdas de los conventos o monasterios. Por lo general son imágenes que, por su formato, por su tamaño y su uso, habilitaban un contacto mucho más cercano, mucho más cotidiano y mucho más empático: estos objetos eran besados, tocados, apoyados en las partes del cuerpo donde hubiera dolencias, observados en momentos de rezo y meditación. Entonces sí, en varios casos formaban parte del espacio más privado o más doméstico. Es que estos objetos no solo eran importantes por sus condiciones en lo que respecta a lo religioso, sino que en mi investigación he podido demostrar cómo también eran especialmente muy valorados para generar vínculos sociales, por su materialidad, por su carácter simbólico. Eran regalos habituales, formaban parte de intercambios en compensación de beneficios o en compensación de favores entre distintos espacios y sujetos de la sociedad colonial. A veces, el intercambio involucraba a las monjas estableciéndose un vínculo con el exterior. Si bien desde la historiografía este tema de los vínculos entre los monasterios y la sociedad había sido trabajado, nunca se había tenido en cuenta qué era lo que sucedía en relación a estos objetos, con estos bienes artísticos.

¿Qué materiales se utilizaban para crear estas piezas?

Cuando yo empiezo a hacer el relevamiento del corpus de las obras que van a formar parte de mi tesis me voy dando cuenta, crecientemente, de que hay un problema que tiene que ver con la materialidad de estos objetos que conllevó a una gran pérdida de muchos de ellos. Para elaborar estos objetos a veces se utilizaban materiales perecederos, como semillas, cuero, papel, telas, latones y demás. Y mirar estas piezas desde su materialidad es algo que no había sido trabajado hasta el momento, que no había sido indagado, no habían sido tenidos en cuenta desde esta perspectiva. Y ahí es que, finalizado mi doctorado, decido armar un proyecto de investigación, para vincular el conocimiento más netamente académico con otras instituciones que tienen por misión primera la preservación y divulgación del patrimonio.

Conociendo las particularidades de cada objeto, ¿por eso los analizan con microscopio?

Exacto. Lo que se hace con esa práctica y otras técnicas, como por ejemplo la luz ultravioleta, la visión a través del microscopio o la luz rasante y demás, es tratar de ver los distintos materiales allí presentes, las estructuras con la que estos objetos fueron conformados y su actual estado de conservación. Ver cómo fue y con qué está hecho o cómo fue modificado, porque muchas veces estas piezas fueron intervenidas por su fragilidad por otras manos antes de que llegaran a los museos. Entonces, saber estos detalles permite también tomar medidas precautorias y anticipatorias respecto de esto: la preservación de estos objetos. Y además contribuye a la puesta en valor de una parte muy importante de su historia que, como te decía, habitualmente no tenían tanta jerarquía, vamos a decirlo en términos coloquiales, pero sin embargo son objetos muy importantes porque eran parte de la vida cotidiana.

Por tales razones se realiza este estudio, como parte de un trabajo de extensión y transferencia de este conocimiento académico

Sí, justamente, esa la idea de este proyecto. Poder devolver un poco de lo investigado, de lo aprendido a lo largo de mi recorrido en mi tesis doctoral que tiene que ver más con las condiciones, por así decirlo, documentales de las obras, reponer un montón de sentidos que habitualmente no aparecen mencionados. Pero también trabajar en pos de la conservación preventiva desde un trabajo interdisciplinario, es ahí donde se encuentra el aporte fuerte de las conservadoras y la museóloga que integran este proyecto.

Con los resultados de este proceso vamos a poder brindarles a los museos involucrados cierta información que les permita ahondar en las maneras más propicias conocidas hasta este momento, respecto de la forma en que estos objetos deberían ser guardados, exhibidos, conservados y preservados, en otras palabras.

¿Cómo está compuesto el equipo?

El equipo se encuentra compuesto por Florencia Gear, quien también codirige esta investigación. Florencia es conservadora de Bienes Culturales especializada en pintura y obras y documentos sobre papel, actualmente trabaja en el Centro Materia y en el Ministerio de Cultura, también es miembro del consejo de ICCROM en representación de Argentina. Contamos con el aporte de Wendy Biz Laje que es conservadora y maestranda de gestión cultural. Wendy se especializó en conservación de objetos en la University of Lincoln, lo cual nos brinda una perspectiva muy distinta de la formación actual en el país, porque su mirada contribuye con aspectos referidos a la actualización y a la puesta en práctica de análisis sobre estos materiales, que suelen ser tan paradigmáticos, tan difíciles.

Una integrante muy importante de este proyecto es Viviana Mallol, museóloga, magister en Historia del Arte y actual coordinadora del Museo Histórico Nacional, quien tiene una larga trayectoria en la gestión de colecciones de museos y con quién nos proponemos legarles una actualización de la información documental sobre las descripciones y el estado de conservación de las obras acorde a los parámetros de CONar. Luego, el equipo está integrado también por Marina Correa, estudiante de Artes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y por Claudia Puebla historiadora del arte y actual doctoranda de la UNTREF con un tema de historiografía colonial que viene trabajando con la figura de Héctor Schenone cuya colección de obras artísticas actualmente se encuentra en guarda en el Centro Materia, donde nosotras trabajamos. Claudia tiene una mirada muy interesante porque analiza el punto de vista de un coleccionista y un conocedor como era Schenone, no solo a partir de las obras que ha legado, sino también de las fichas que él mismo ha realizado lo que nos permite también reponer en parte su mirada respecto de la puesta en valor del arte colonial. Algo que ya es sabido, Schenone dio el puntapié inicial en la historia del arte colonial al pensar en las condiciones materiales de las obras existentes en el patrimonio nacional argentino. Esta perspectiva o legado es retomado y continuado por Gabriela Siracusano, actual directora del Centro Materia.

Y bueno, por último estoy yo que actualmente tengo el honor de dirigir este proyecto con un grupo muy valioso, sin el cual no podría haber avanzado de ninguna manera, porque, como te decía, es un equipo interdisciplinario que se complementa muy bien desde distintos puntos de vista. Yo soy Doctora en Historia del Arte Colonial por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, docente en la misma casa de estudios y actualmente desarrollo mi beca posdoctoral de CONICET con lugar de trabajo en el Centro Materia.

Gracias Vanina por habernos elegido como parte de la muestra de esta investigación

Gracias a ustedes por abrirnos las puertas y permitirnos realizar este estudio. Estamos muy contentas. Sobre todo muy contentas de ver un depósito y un museo con colecciones tan maravillosas, eso es lo que más contentas nos pone.