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Museo Nacional Estancia Jesuítica de Alta Gracia y Casa del Virrey Liniers

Quién fue António Agostinho Neto

Líder comprometido en la lucha por la descolonización de Angola y África. Tras la independencia de su país, asume la primera presidencia. Una de las políticas impulsadas por su gobierno procura bregar por la memoria de las personas angoleñas en la diáspora esclavista. Algunas de ellas y sus descendientes trabajaron aquí, en la Estancia Jesuítica de Alta Gracia

Agostinho hizo sus primeros estudios en la Escuela Superior Salvador Correia de Luanda. Siendo adolescente, en ocasiones, ejerció la docencia cuando participaba como invitado en la Misión Evangélica de Luanda. Los pobladores mayores lo llamaban “el joven Antonico” y los más jóvenes “el pequeño profesor”.

Con apenas 18 años publica sus primeros poemas en diferentes diarios. En esos versos transparenta una indignación contenida por las injusticias sociales. Posteriormente esta faceta literaria se profundiza como una herramienta de lucha. En sus prosas expresa la esperanza y necesidad de liberación del hombre.

A sus 25 años viaja a Portugal con sus ahorros, para matricularse en la Facultad de Medicina de la antiquísima Universidad de Coimbra. La Iglesia Metodista estadounidense lo ayuda con una beca de estudio desde su segundo año de residencia en el país europeo, beneficio que le permite perseverar en el sueño de ser médico.

Durante su época universitaria se involucra en la militancia política. Su primera detención se produce mientras buscaba apoyo por el “Petitorio para un Pacto de Paz” que sería presentado en la Conferencia Mundial de la Paz en Estocolmo. La anécdota cuenta que Agostinho tocaba timbre en viviendas para solicitar la firma del documento. En una de esas ocasiones, luego de leerle el petitorio, el propietario se identifica como policía de seguridad pública procediendo a su arresto, para luego entregarlo a Policía Internacional y de Defensa del Estado (PIDE). Este hecho revela una imagen de ingenuidad y buena fe de Agostinho.

Por toda su trayectoria, Agostinho Neto es considerado un ilustrado de la cultura. Él pensaba firmemente que las manifestaciones culturales debían ser, ante todo, la expresión viva de las aspiraciones de los oprimidos, armas de denuncia de las situaciones injustas, instrumentos de reconstrucción de la vida nueva.

Una vida de entrega