Estancia de Jesús María - Museo Jesuítico Nacional
Colección de Matías Factorovich
De niño miraba un libro de arte antiguo africano que estaba en mi casa. Me generaba una atracción irresistible. El llamado arte tribal, como si lejos de buscar un fin estético solo se dedicara a tratar de captar el espíritu de lo representado. Me atravesaban como un hechizo la síntesis brutal y los arquetipos de otro hemisferio. Siempre fantasee con estar ahí. Ver todo eso con mis propios ojos.
Mi primer viaje lo realice a los 16 años, sin Internet, ni teléfono, ni Google. En esa experiencia logré observar que las piezas de arte tribal circulan por todo África, hay un gran mercado. Es difícil distinguir su origen porque se van mezclando con piezas de distintas etnias.
Fue en esa experiencia cuando conocí a Esellina, desde entonces fue mi madre negra por el resto de los días. No sé porqué pero ella respetaba mi desaforada necesidad de entender su universo y me contaba lo que sabía, me ayudaba en la búsqueda de vendedores de piezas del África negra.
El segundo viaje fue a los 21 años. En esa oportunidad visité un mercado mayorista de arte africano en Johanesburgo, donde los comerciantes llegan a vender lo que recolectan en sus viajes por el interior del continente. Tenía ganas de llorar, sentía que la historia del mundo estaba encriptada en esa montonera de estatuillas y máscaras.
En otros viajes a otros continentes me encontré también con algunas piezas, es que el universo de África se extiende por el mundo entero. Por todos esos viajes mis máscaras y estatuillas arriban a mi ciudad en una instalación diseñada en conjunto con el equipo del Museo.
Matías Factorovich
Oprime la máscara para acceder
a material complementeario
Escenas de la exhibición
En esos viajes Matías explora la plástica africana, que luego reconoce en la diáspora de la trata negrera en América. Su presencia disruptiva en los espacios del Museo busca contribuir a la reflexión crítica sobre el legado afro en nuestra cultura.
LA DOBLE C | Intervención en África Madre
Diálogo ficcional entre Santiago de Liniers y dos máscaras afrobolivianas para explorar representaciones interculturales. Trabajo creativo colaborativo entre el personal del Museo y el grupo de rap local “La Doble C”. Voz y actuación: Jay Bee, Enigma Aka Randon. Producción general de sonido: Vanton Music.